“Un mundo en paz…
El mejor legado para
nuestros hijos”.
Hace más de veinte años, Aleksandar, de 14 años yacía en una cama de
hospital de Sarajevo, recuperándose de las graves quemaduras que le había
infligido una bomba molotov. Herido y debilitado por el dolor, alcanzó a
murmurar:
“cuando cierro los ojos, sueño con la paz”
El sueño de Aleksandar es el de miles de niños,
donde quiera que vivan en este mundo enfermo de violencia y muerte… Los años
pasan, los paisajes cambian pero la crueldad a la que se enfrentan los más
pequeños es siempre la misma…¡Cómo dejar de pensar en aquellos que nacen, viven
y mueren en medio de la guerra! Por eso, como maestros y padres amantes y
hacedores de la paz, nos proponemos reflexionar y trabajar todos los días para
hacer de éste, un mundo mejor.
No olvidemos que, en este preciso momento, el
derecho fundamental de los niños a librarse del tormento de la guerra, es
violado en más de un rincón de la Tierra.
“Nos quedamos
cinco meses en casa de mi abuela. Había muchos bombardeos, ataques aéreos y
alertas generales. Muchos edificios se incendiaron, y cada casa sufrió al menos
un bombardeo.
Mak y yo dormíamos en el suelo, y mamá y papá en un
camastro. No teníamos mucho para comer, sólo arroz, pasta y a veces chauchas.
No había legumbres ni frutas, a excepción de un tomate cortado e tres partes
para Mak, Deni y para mí…
Todos perdimos peso, menos Asia. No recibe ayuda
humanitaria alguna, pero se come la nuestra. Pobrecita, nunca sale a correr,
pero es más feliz que otros perros que han perdido sus dueños.”
Lana, 8 años, de
Sarajevo.
“Cuando camino por el pueblo veo caras extrañas,
llenas de amargura y dolor. ¿Dónde está nuestra felicidad? En algún lugar
distante, lejos de nosotros. ¿Por qué nos hicieron esto? Somos niños. Todo lo
que deseamos es disfrutar nuestros juegos y ver a nuestros amigos. Y no vivir
esta guerra horrible.
Hay tanta gente que no quería esta guerra y tampoco
quería la tierra negra que ahora nos cubre. Entre ellos están mis amigos.
Les envío este mensaje: Nunca hieran a los niños. No
tienen la culpa de nada.”
Sandra, 10 años, de
Vukovar.
“La guerra está aquí pero esperamos la paz. Estamos
en un rincón del mundo donde nadie puede oírnos. Pero no tenemos miedo y no nos
rendiremos.
Nuestros padres ganan muy poco, lo justo para
comprar cinco kilos de harina por mes. Y no tenemos agua, ni electricidad ni
calefacción. Aguantamos todo esto, pero lo que no podemos soportar es el odio y
la maldad.
Nuestro maestro nos contó acerca de Ana Frank, y
hemos leído su diario. La historia se repite cincuenta años más tarde,
precisamente aquí, en esta guerra, con el odio y las muertes. Tenemos que
escondernos para salvar la vida.
Sólo tenemos doce años. No podemos influir sobre la
política y la guerra, ¡pero queremos vivir! Queremos detener esta guerra
enloquecida. Como Ana Frank en la Segunda Guerra Mundial, aguardamos la paz.
Ella no vivió para verlo. ¿Viviremos nosotros?
Alumnos de quinto grado
de Zenica
.
·
Seguramente, luego de haber leído estos testimonios tan conmovedores
podrán hacer comentarios al respecto y solucionar dudas acerca de datos que se
mencionan ( por ejemplo dónde está ubicada Sarajevo, Vukovar o Zenica, o bien
quién es Ana Frank, cuándo y dónde vivió).
·
Luego de haber conversado y reconocido las desventajas, complicaciones
y perjuicios que causan los enfrentamientos bélicos, les pedimos que trabajen
en la siguiente consigna:
¿Qué harías a partir de ahora para vivir en un mundo
mejor?
- Lo que
deseen escribir (deberá hacerse en forma de carta) tendrá un destinatario: el
Papa Francisco. Podrán ingresarlo en la siguiente página http://www.cruceporlaeducacion.com/
- Todo el material producido por ustedes y sus
familias, será entregado al Santo Padre, en una visita al Vaticano.
- Además,
les pedimos que antes de enviar la carta, la copien y peguen en el aula virtual,
en comentarios. Si tuvieran algún inconveniente, pueden consultar en la hora de
Computación.